La Resurrección presenta las nuevos ángeles de las esquinas del paso del Señor

Coincidiendo con los cultos de la Virgen de la Aurora, la Hermandad de la Resurrección expone en la Parroquia de Santa Marina a las nuevas esquinas del paso del Señor de la Sagrada Resurrección, obras realizadas porManuel Martín Nieto con la participación de Manuel Peña Suárez y Paco Pardo entre otros, que completan una nueva fase de ampliación del paso.

Detalle de los nuevos ángeles del paso del Señor de la Resurrección | Jorge Cabrera

Las imágenes fueron culminadas antes de la Semana Santa, por lo que su estreno estaba previsto para la Semana Santa de 2020, hecho que la pandemia por Covid-19, el estado de alarma y la suspensión de las cofradías no permitieron que sucediese. A pesar de ello, las obras han podido ser presentadas finalmente estos días. Se podrán visitar en la Parroquia de Santa Marina desde hoy, 5 de septiembre, hasta el próximo día 14 de este mes en horario de apertura del templo.

Estos ángeles de unos 50 centímetros cada uno salen del taller de Manuel Martín Nieto, con la participación de Manuel Peña Suárez, encargado del estofado y decoración de los angelitos, así como de la de los atributos y animales; y de Paco Pardo, encargado del dorado de los paños, alitas, animales y atributos. Juan José Fernández Almagro y Antonio Jesús Ángel Verdugo han ayudado de igual forma en la policromía y la talla de estos angelitos. De igual manera, Francisco Verdugo, encargado de la talla de las esquinas del paso, ha realizado las ménsulas.


El ángel que encontramos en la esquina frontal derecha sostiene una gran cruz con una mano y con la otra la corona de espinas y tres clavos. A sus pies, un pelícano abre su pecho para alimentar a tres crías. Se muestra así una alegoría de Cristo, que se ofrece en máximo sacrificio para nutrir a su pueblo con los frutos de la Redención, así como una representación de los símbolos de la muerte redentora de Jesucristo (Cruz, corona de espinas y clavos).

El ángel de la esquina frontal izquierda, por su parte, se nos muestra sosteniendo un cirio pascual encendido con la mano derecha y con el otro brazo sujeta una cesta con un pan y un pescado, montado sobre un ave fénix. El cirio pascual es representación litúrgica de Jesús Resucitado, y su luz, que se enciende durante la Vigilia Pascual. El cesto con el pan y el pescado alude a numerosos símbolos. Primero, al encuentro de Jesús Resucitado con los discípulos en la orilla del lago de Tiberíades, durante el cual comparte con ellos estos alimentos. El pez, por su parte, es uno de los más antiguos símbolos con el que se representa al Salvador. De igual manera, Pan y pescado estuvieron también presentes en los milagros de la multiplicación que realizó Jesús y que son adelanto de la institución de la Eucaristía y signos de amor y entrega. Por último, la cesta hace referencia tanto al fiel que recibe en sí los dones divinos como a la propia Iglesia, que los atesora y distribuye. El ave fénix se usa como un símbolo más de la Sagrada Resurrección, ya que este ave mitológica renace, una vez que muere, de sus propias cenizas.

En la trasera derecha encontramos a un angelito que sostiene el paño de la Verónica con la Santa Faz. Junto a él, una serpiente de bronce enroscada en un asta de madera. El paño con el Santo Rostro constituye un atributo de la Pasión del Señor y es símbolo de compasión y servicio ante el que padece. La serpiente de bronce, por su parte, aparece en el pasaje del libro de los Números en el que Moisés, urgido por Dios, confecciona tal efigie y la pone en alto para que todo aquel que la mirase sanara de las mordeduras de una plaga de serpientes. Más tarde, Jesús mismo establece una analogía profética entre su muerte en la cruz y la serpiente mosaica elevada sobre un madero: “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así debe ser levantado el Hijo del hombre, para que todo hombre que en él crea tenga la vida eterna” (Jn 3, 14-15). En resumen, lo que esta figura nos dice es que, así como Israel miraba con fe a la serpiente de bronce y sanaba, así también todo pecador puede mirar a Cristo levantado en la Cruz del Calvario y encontrar la salvación siguiendo con fe su ejemplo de entrega y sus enseñanzas.

Finalmente, el angelito que encontramos en la esquina trasera izquierda nos presenta la parte superior de la Sábana Santa, venerada por muchos como el lienzo que cubrió el cuerpo de Jesús en el sepulcro. A sus pies, un pavo real con la cola plegada bebe de un cáliz de plata. La Sábana, que se muestra con la imagen del Salvador impresa, a diferencia de la tradicional representación de la Sagrada Mortaja, que se representa limpia, como atributo de la Pasión; es signo y símbolo de la Resurrección de Cristo, a quien la Muerte no pudo aniquilar ni retener, testimonio de que nadie yace en el sepulcro. El pavo real es un ave que los primeros cristianos, a partir de creencias grecorromanas y orientales que lo asocian a la inmortalidad, la belleza, la gloria, y la presencia y vigilancia divina, escogieron como símbolo de resurrección y vida eterna. Se creía que el pavo real era inmune al veneno de ciertas serpientes y, también, que su carne no se descomponía al morir. Es fácil comprender, pues, que pudiera simbolizar tanto la propia Resurrección de Cristo, como la adquisición de un renovado cuerpo glorioso que no conocerá la corrupción. El hecho que aparezca con la cola recogida es importante, ya que para los emblemistas renacentistas y barrocos el pavo real es alegoría de la vanidad y la soberbia, señaladamente cuando despliega con arrogancia su hermoso plumaje. El Cáliz puede contener el “agua de la vida” apocalíptica que Dios otorga al sediento, es decir, el “agua viva” que Jesús ofrece a la Samaritana como fuente “para la vida eterna”. También puede contener la Sangre de Cristo. Por tanto, beber de ese cáliz simboliza la participación en la Eucaristía, el renacimiento espiritual asociado al bautismo y a la Pascua, y el futuro de inmortalidad feliz de las almas fieles.


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